En 1233 Jaime I inicia la conquista de las tierras valencianas, quedando conformado el Reino de València durante las siguientes décadas. Desde ese momento, formó parte del programa de expansión política de la Corona de Aragón en el Mediterráneo. València, la capital del Reino, se benefició de su resistencia y estabilidad económica ante las crisis que relegaron a un segundo plano a Barcelona y Mallorca durante el siglo XIV.

En torno a 1400, València inició un crecimiento económico y comercial imparable gracias a la situación estratégica de su puerto, su fértil huerta, unas artesanías de excelente calidad y un área de influencia territorial que producía excedentes agropecuarios orientados a la exportación.

El puerto del Grau de València se convirtió en una escala ineludible en las rutas del Mediterráneo y sus conexiones con la Europa atlántica. La ciudad fue destino de la población del interior, de empresarios, comerciantes y artesanos extranjeros, hasta llegar a ser la más cosmopolita y con mayor población de la Corona de Aragón. Durante el siglo XV, la prosperidad del comercio marítimo transformó la ciudad. La concentración de riqueza en el gran mercado del Mediterráneo que fue València y su proyección en las artes y la literatura, la convirtieron en uno de los grandes centros culturales del Mediterráneo. Un siglo de extraordinaria prosperidad comercial y esplendor cultural, que ha pasado a la historia como el Siglo de Oro valenciano.