Valencia canaliza tráfico de prácticamente cualquier tipo de mercancía de todos los sectores de la economía. Entre sus principales clientes destacan los sectores: mueble y madera, textil, calzado, agroganadero y alimentario (cereales y piensos, vinos y bebidas, conservas, frutas, etc.), energético (gasóleo, gasolina, carbones, etc.), químico, automóvil (Ford, Fiat, Land Rover, Jaguar, etc.), de la construcción (cemento y clinker, azulejos, mármol, etc.), maquinaria, etc.
El Puerto de Valencia acoge también un tráfico regular de pasaje con las Islas Baleares e Italia y protagoniza, en los últimos años, uno de los crecimientos más continuados y sólidos en el tráfico de cruceros del Mediterráneo.
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Historia
La línea de costa de Valencia, carente de cualquier abrigo natural, fue un serio obstáculo para el inicio de los intercambios marítimos-comerciales. A pesar de ello, constan antecedentes de dicha actividad que se remontan al Siglo VI antes de Cristo. Es bastante después, como consecuencia del privilegio otorgado el 17 de marzo de 1491 al caballero valenciano Antoni Joan por el Rey Fernando El Católico, cuando podemos establecer un primer antecedente de una explotación propiamente portuaria. A partir de ese momento, el vigor económico de los valencianos se materializó en un comercio portuario creciente, que llevó al Rey Pedro III de Aragón a conceder a Valencia el establecimiento de la Jurisdicción marítimo-comercial del Consolat de Mar. Ya en la segunda mitad del Siglo XV, la ciudad de Valencia, con 75.000 habitantes, era la más poblada de la Península Ibérica, y su Puerto, era el más importante de la Corona de Aragón, teniendo líneas de navegación con puertos de Italia, Europa Occidental y el Norte de África.
En 1985, como consecuencia del Real Decreto 2100, los puertos de Sagunto y Gandía, pasaron a integrarse en el ámbito de gestión del entonces Puerto Autónomo de Valencia, hoy Autoridad Portuaria de Valencia.
La historia del Puerto de Valencia comienza en 1483, cuando el rey Fernando El Católico expide a favor de Antoni Joan el privilegio para construir un puente de madera en la playa del Grao, el “Pont de Fusta”.
A partir de esa fecha y hasta el siglo XIX se realizan diversos proyectos de construcción y mejora de las instalaciones sin demasiado éxito debido a las avenidas del río Turia y al crecimiento de la playa. Paralelamente, el tráfico del puerto va creciendo, obteniendo los privilegios de comercio con otros reinos en 1679 y con América en 1791, y estableciéndose como la sexta provincia marítima de España.
A lo largo del siglo XX se realizan obras de mejora sobre los edificios y almacenes y se continúa con la ampliación de los muelles hasta llegar a la configuración actual, con instalaciones especializadas para cada tipo de mercancía. Dichas ampliaciones, ligadas a la aparición del tráfico de contenedores en los últimos años, permiten a Valenciaport alcanzar su posición actual de liderazgo entre los puertos comerciales del Mediterráneo occidental. Actualmente el Puerto de Valencia se encuentra en fase de ejecución de una ampliación que le permitirá atender un tráfico de contenedores de hasta 10 millones de TEUs y disponer de instalaciones de última generación para el tráfico de cruceros turísticos.
Por otra parte, en lo que a la gestión del puerto se refiere, a partir de 1880 ésta corre a cargo de la Junta de Obras del Puerto de Valencia, organismo que es sustituido por la Junta del Puerto de Valencia en 1968. Con la concesión del estatuto de autonomía en 1978, la gestión se transfiere al Puerto Autónomo de Valencia que, con la entrada en vigor de la Ley de Puertos de 1992, pasa a denominarse Autoridad Portuaria de Valencia -nombre que se mantiene en la actualidad-.